Mucha gente en México está ahora poniendo atención a lo que ocurre con el nuevo presidente de EE.UU. y su retórica agresiva.
Pero todo el problema no es Donald Trump. Desde varios años para acá, el problema verdadero es el aparato político-industrial-militar de Estados Unidos, el cual está llenó de fanáticos y locos que en poco se diferencian de los peores elementos del Estado Islámico (ISIS).
Una mujer utiliza la bandera de EE.UU. como
su hijab musulmán. En EE.UU. hay
poco más de 3 millones de musulmanes.
El gobierno de EE.UU. teme al crecimiento global
de la población que se declara devota del islam.
Eso es verdad. Es decir, los gringos como nación, no son ni mejores ni peores que cualquier otro pueblo, sean mexicanos, holandeses, zambianos, Su idiosincrasia, muchas de sus características positivas, mezcladas con la suerte histórica que les tocó, les ha llevado a ser ahora la mayor potencia del mundo.
Pero todo coloso político, en la historia de la humanidad, ha entrado en decadencia irremediablemente.
La actual decadencia de EE.UU. se está evidenciando a través de realidades dolorosas que hoy vemos resaltadas en las noticias.
En la actualidad vemos cómo el aparato político estadounidense está actuando en función de sus más grandes miedos. No es la primera vez que el miedo se utiliza para mover políticamente a la sociedad estadounidense, pero esta vez, quizás, sí sean temores que lleven a consecuencias peligrosas.
¿QUÉ ES LO QUE MÁS TEME DONALD TRUMP?
Los votantes y apoyadores de Donald Trump tienen un temor que los hace despertarse por las noches, con el corazón palpitante y bañados en sudor.
Básicamente sus temores son dos, en orden de intensidad.
1. La demografía islámica
2. La demografía mexicana (y latinoamericana).
Respecto, al primer punto, a principios del año 2015, la organización Pew Reseach, con sede en Washington, publicó un estudio que hacía una proyección demográfica, según la cual, si las tendencias de población actuales continuaran, para el año 2050, las personas que se reconocen como musulmanas en el mundo, sobrepasarían en cantidad a las personas que se reconocen como cristianas.
Actualmente, se calcula que los musulmanes son mil 600 millones de personas, mientras que los cristianos, de todas las denominaciones, suman 2 mil 200 millones. Pero según el Pew, la tendencia demográfica revertiría estas proporciones en los próximos 30 años, debido principalmente a cuestiones de natalidad.
Quién sabe si las proyecciones del Pew se hagan realidad, pero su estudio sí ha tenido gran repercusión en la histeria y la alarma de fanáticos cristianos blancos, no sólo en EE.UU. sino también en Europa Occidental.
Respecto al segundo punto, de igual forma la tendencia demográfica señala un crecimiento de la población "latina" en EE.UU. y una disminución gradual de la población "blanca" o caucásica. También en 2015, se publicaron estudios que señalaban que en California, los "latinos" ya eran mayoría sobre los "blancos". Y en cuanto a proyecciones a nivel nacional, el Instituto Brookings, con sede en Washington, publicó que para 2044, de continuar las tendencias de población actuales, los "blancos" dejarían de ser la mayoría en EE.UU.
Tales son los miedos que asaltan las noches y los días de Donald Trump y sus semejantes de mentalidad. Compadézcalos, amigo lector de este Blog, se vale la compasión.
Muchas personas en EE.UU. que han puesto el grito en el cielo ante estas perspectivas demográficas, le echan la culpa de esto, a la decadencia moral que, a su juicio, la izquierda liberal ha provocado no sólo en EE.UU. sino también en Europa. Esta "decadencia moral" es el nombre que se usa para describir el alejamiento de la religión, el libertinaje sexual, la tolerancia al aborto, la exaltación de la homosexualidad, y la creación de condiciones que desalientan el matrimonio, y aún, la concepción.
Es por ello que muchos "blancos" preocupados no ven ninguna solución para su sociedad, sino el regreso a la religiosidad. Esto no está mal, sino fuera porque en muchos casos se trata de una religiosidad fanatizada, además de politizada. A eso me refería cuando al inicio de este post decía que el aparato político-militar de Washington está lleno de fanáticos del calibre de los "terroristas" de ISIS.
CREACIÓN DE GUETTOS VIRTUALES
Cada presidente gringo tiene sus proyectos personales. Cuando un presidente acaba de iniciar su gestión, básicamente sus proyectos personales, van dirigidos en función de lograr su reelección dentro de cuatro años. Estos proyectos personales de los presidentes deben de ser distinguidos de los proyectos estratégicos de EE.UU., que son las metas postuladas y deseadas por el aparato político-militar, que trasciende las diferentes presidencias.
Para que un presidente estadounidense le vaya bien en su intento de reelección, más le vale que sus metas personales empaten o coincidan, o al menos no estorben a las grandes estrategias del Aparato.
En el tema de los migrantes, Trump esperará empatar su meta personal, con la estratégica mayor en este tema.
Existe un proyecto estratégico desde hace varios años en EE.UU. que consiste en crear una base de datos de toda la población, almacenar en ella no sólo los datos personales, sino también los datos "biométricos", es decir, huellas digitales, patrones del iris y otros, y luego utilizar esta base para, a través de los avances en alta tecnología, rastrear a toda la población y estar en posición de controlarla.
En el tema de los migrantes, Trump esperará empatar su meta personal, con la estratégica mayor en este tema.
Existe un proyecto estratégico desde hace varios años en EE.UU. que consiste en crear una base de datos de toda la población, almacenar en ella no sólo los datos personales, sino también los datos "biométricos", es decir, huellas digitales, patrones del iris y otros, y luego utilizar esta base para, a través de los avances en alta tecnología, rastrear a toda la población y estar en posición de controlarla.
Este proyecto comenzó en firme a través de la Ley llamada "Real ID Act", del año 2005 que buscaba unificar a nivel federal todas las licencias de conducir en EE.UU. y convertir estas licencias en documentos de identidad de alta tecnología, que contuvieran información que llevara a una enorme base de datos única. Este proyecto no prosperó porque no fue votado a favor por todos los estados. Pero el proyecto de ley sigue ahí, listo para finalmente ser implementado si las condiciones cambiaran.
Es muy difícil que la sociedad estadounidense acepte la creación de una base de datos de toda la población. Tendrían quizá que pasar años antes de que esto sea posible. Pero este proyecto es de tal importancia para el aparato político-militar, que les urge comenzar su implantación al menos en "segmentos" de la población.
La creación de bases de datos de la población es un proyecto estratégico no sólo de EE.UU. sino de muchos otros países. En EE.UU. este proyecto va a avanzar a través de un primer paso de registrar los datos de "poblaciones especiales". La primera población especial objeto de esto, serán los extranjeros documentados, o indocumentados que ya residan o busquen residir en EE.UU.
Es aquí donde el proyecto personal de Donald Trump, de buscar su reelección en 2020, se empata con el proyecto estratégico de la creación de una gran base de datos de todos los extranjeros que operen o vivan dentro de territorio estadounidense.
Trump va a utilizar --está utilizando-- el miedo y el odio a los migrantes de buena parte de los gringos, primero para buscar su reelección, y luego para crear la histeria suficiente con el fin de orillar a la sociedad estadounidense a que empuje hacia el registro de todos los migrantes, residentes extranjeros documentados o indocumentados.
Más o menos la mitad de la población de EE.UU. sean "blancos" o de otras razas, no piensa como Donald Trump ni como los fanáticos del complejo político-militar de Washington. Esta población más sensata jamás aceptaría que se crearan bases de datos, ni de extranjeros ni de nadie, bajo las leyes de EE.UU. Por eso, se trata de un plan que debe ser logrado casi, por la fuerza, así sea por la fuerza del miedo y del pánico.
Poco después de que ganó la elección a inicios de noviembre, Donald Trump dio a entender que proyectaba la creación de una base de datos de musulmanes. El asunto causó controversia, pero se apagó pronto porque no se habló más del asunto por el momento.
Sería ajeno a la constitución de EE.UU. que se registrara a un grupo de personas bajo criterios religiosos. Sin embargo, a través de las provisiones de la "Ley Patriota" contra el terrorismo y por la seguridad nacional, el presidente de EE.UU. podría muy bien empujar hacia el registro de todos los extranjeros migrantes, residentes legales o ilegales por igual.
El miedo a los extranjeros --y a sus penes y vaginas--, así como la siempre útil amenaza del terrorismo abonarán poco a poco hasta que finalmente se haga el planteamiento para que todos los extranjeros en EE.UU. deban registrarse en una gran base de datos especial.
El actual gobierno en Washington no va a estar en posibilidades de "expulsar" a los 11 millones de migrantes ilegales que se calcula están allá. Tampoco podrá prohibir la entrada a ese país de personas de cierta religión --la Corte nunca lo permitirá--. Donald Trump y sus allegados lo saben. Pero lo que también saben es qué quieren lograr. Y lo que quieren lograr es avanzar hacia el control de todos los pobladores de EE.UU. Los migrantes por ahora, son los conejillos de indias.