Preocupación, e incluso angustia y miedo, es lo que flota en la opinión pública mexicana hoy en día por todo lo que ocurre con la "negociación" entre el gobierno mexicano y el nuevo gobierno de Estados Unidos.
Mensaje de Twitter falso de Donald Trump,
que circula, como broma, en internet:
"La gente dice que mi idea del muro
es desquiciada. China construyó
el suyo y ¿Adivinen cuántos
mexicanos tienen allá?
Jaque mate"
Sobre este tema se pronuncian en estos días, en los medios corporativos, muchos personajes autorizados, que dan sus puntos de vista sobre el tema. Algunos tunden con todo al equipo "negociador" de México, encabezado por el canciller Luis Videgaray; otros le ofrecen consejos al gobierno de Enrique Peña Nieto sobre como "enfrentar" al nuevo gobierno de Washington, en apariencia hostil a nosotros; otros dan diagnósticos y tratan de buscar alguna luz que explique esta situación, desde el estudio de la historia, e incluso desde el mismo mundo de los negocios.
En este humilde Blog hemos venido tratando el tema de la relación México-EE.UU. desde hace varias semanas. El autor de este Blog ha trabajado en este tema durante ya algunos años.
Lo que puedo decir a los lectores que hacen el favor de visitar este espacio y leer los posts, es que no hay razones para estar inquietos, preocupados o angustiados por este asunto, que los medios de comunicación han dramatizado en exceso porque ese es su trabajo, captar la atención de sus audiencias.
En el post anterior titulado "Escenarios sobre la negociación México-EE.UU. que se viene" esbocé tres posibles escenarios que se presentarían sobre este asunto. Lo más curioso de todo, es que justo en este momento, sábado 28 de enero, las negociaciones están en un punto que pareciera ser una mezcla de los tres escenarios posibles que expusimos en dicho post.
Y es que por un lado, existe en estos momentos una negociación entre funcionarios mexicanos y estadounideses en el que cada parte está poniendo sus "cartas" sobre la mesa (Escenario 1); pero por otro lado, el presidente de EE.UU. he dado golpes de efecto como si quisiera reventar la negociación, pretendiendo intimidar a la otra parte (Escenario 2). Es ésto último lo que ha causado inquietud y miedo en algunos. Pero además, pareciera que las "negociaciones" se van a prolongar en el tiempo (Escenario 3), pues los exabruptos del presidente de EE.UU. causaron que una reunión con el presidente de México se pospusiera para una fecha indefinida.
Toda esta situación está en línea con lo que hemos descrito en posts anteriores (Aquí y aquí) sobre el deseo de Donald Trump, el presidente estadounidense, de presentar la imagen de una persona "impredecible", una táctica que tiene como fin desconcertar a sus adversarios o incluso intimidarlos.
TÉRMINOS DE LA NEGOCIACIÓN
Hay que decir que la llamada "negociación" que tiene lugar entre ambos gobiernos ha ocurrido porque ha sido la voluntad del gobierno de Estados Unidos. Es Donald Trump el que ha pedido, casi exigido, una negociación con México.
Vamos a resumir los términos que Washington ha puesto sobre la mesa.
- Dice EE.UU.--Trump-- que México tiene un superávit comercial con EE.UU. que en el último año fue de 60 mil millones de dólares. Un dato que es cierto.
- Dice Washington que este superávit es producto de un Tratado de Libre Comercio que es súmamente ventajoso para México --De ello culpa a los presidentes de EE.UU. que lo negociaron hace más de 23 años--.
- Dice Trump que México ha sido de muy poca ayuda en asegurar la frontera común.
- Dice que al tener tal superávit comercial, y al ayudar tan poco en materia de seguridad fronteriza, México debe pagar la construcción de una muralla que EE.UU. levantará en toda la frontera. Cálculos realistas evalúan esa construcción en unos 25 mil millones de dólares. Trump le pide a México 10 mil millones de dólares anuales, con lo que se podría estar pagando el muro en tres años. Si Trump quiere que México costée el mantenimiento y la vigilancia del muro, entonces EE.UU. podría estar cobrando esa cantidad durante muchos años por venir.
- El superávit comercial de México con EE.UU.
- La posible negociación del TLC, o bien la salida de EE.UU. del mismo
- La construcción de una muralla pagada por México
NOTA: Existe un cuarto tema implícito, que es el de la migración de mexicanos hacia EE.UU. Esto no ha sido mencionado por Washington como parte de la negociación con México, pero el tema podría ser puesto sobre la mesa por nuestro país.
La postura del presidente Peña Nieto ha sido que en una negociación con EE.UU., México pondría sobre la mesa "toda la relación", es decir otros temas como la cooperación en seguridad, la migración, y la cooperación en otros ámbitos.
Nosotros pensamos que EE.UU. hará todo lo posible porque la agenda de la negociación no se salga de los tres temas y los cuatro lineamientos mencionados arriba.
Porque esta negociación empujada por Washington es parte de un plan bien definido, que muchos no han captado, al irse con la finta de las declaraciones en apariencia erráticas de Trump.
1. LA FALACIA DE TRUMP DEL SUPERÁVIT CON MÉXICO
Es muy interesante darse cuenta que esta "jugada" de EE.UU. de forzar a México a "negociar", parte de la base de una ABSOLUTA FALACIA.
Nos referimos al tema del superávit comercial de México con EE.UU. Donald Trump está totalmente equivocado en lo que plantea, pero no es porque no lo sepa, o porque no entienda cómo funciona el comercio entre países. La realidad es que Trump enarbola lo del superávit sólo como un pretexto para "problematizar" la negociación con México, porque en el fondo quiere lograr algo muy específico..
¿Qué quiere exactamente? Lo demostraremos más adelante en este post.
Por ahora, concentrémonos en el superávit, Trump habla del superávit como si México estuviera robándole a EE.UU. el monto del mismo, que como ya dijimos, en el último año fue de 60 mil millones de dólares.
¿Qué quiere exactamente? Lo demostraremos más adelante en este post.
Por ahora, concentrémonos en el superávit, Trump habla del superávit como si México estuviera robándole a EE.UU. el monto del mismo, que como ya dijimos, en el último año fue de 60 mil millones de dólares.
Todos los economistas saben que el alegato de Trump es un absurdo. Ilustremos el caso con un ejemplo: Supongamos que yo soy un empresario, que vendo productos, y tengo intercambio con otro comerciante, llamémoslo Donaldo, Resulta que yo tengo un superávit con Donaldo; yo le vendo mucho más de lo que le compro. Yo sé que Donaldo es mucho más rico que yo, así que asumo que él me compra mis productos porque los necesita, tiene con qué pagarlos y ultimádamente porque desea comprarlos.
Ahora imaginemos que un buen día, Donaldo me reclama porque yo le vendo más productos de los que le compro, por una diferencia de 60,000 pesos. Bueno, pues lo primero que le diría yo a Donaldo sería algo así:
"Pues mira, tú vendes cosas muy bonitas, y créeme que te compraría mucho más si me las vendieras más baratas. Pero aunque me lo propusiera yo no podría comprarte por el mismo valor o mayor que lo que tú me vendes. La realidad es que tú eres más grande y mas rico; no es justo que me exijas que tengamos paridad o que tú tengas el superávit. Si yo quebrara y ya no tuviera empresa, entonces a lo mejor sí sería sólo tu comprador y tú tendrías el superávit, pero no es eso lo que deseas, ¿O sí?".
Ahí está. Así de absurdo es que EE.UU. le reclame a México lo del superávit. Washington está llevando a la mesa lo del superávit porque en realidad quiere otra cosa.
Antes de entrar a qué quiere EE.UU., pasemos al segundo tema que han puesto sobre la mesa.
2. EL TLC DE AMÉRICA DEL NORTE
EE.UU. ha dicho que quiere negociar de nuevo el TLC, y que si no consigue términos favorables, se retiraría del tratado. Los negociadores del gobierno de México y economistas calificados han dicho que a nuestro país no le conviene volver a negociar el TLC porque sería embarcarse en un proceso larguísimo e incierto; y yo pienso que nadie en su sano juicio desearía negociar un tratado así con Donald Trump.
Así que en este punto, lo lógico es que México le diga a EE.UU: "Bueno, pues si no te conviene estar en el TLC, salte". Esto ha sido planteado por analistas que pesan en la opinión pública, como Jorge G. Castañeda, o Luis de la Calle, este último quien participó en la negociación original del TLC. El que EE.UU. se salga del tratado no le convendría a México pero aún así, sus negociadores tendrían que ponerse en ese plan, si fuera necesario. Así son las negociaciones.
Si EE.UU. se saliera del TLC, el comercio bilateral continuaría bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo cual no estaría mal para México. Pero si andando el tiempo, Trump manda al diablo a la OMC --lo cual puede suceder--, pues entonces EE.UU. podría cobrar los impuestos que deseara. Ya de hecho han amenazado que Washington busca cobrar hasta el 20% de impuesto al costo de cada producto mexicano.
Si EE.UU. se saliera del TLC, el comercio bilateral continuaría bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo cual no estaría mal para México. Pero si andando el tiempo, Trump manda al diablo a la OMC --lo cual puede suceder--, pues entonces EE.UU. podría cobrar los impuestos que deseara. Ya de hecho han amenazado que Washington busca cobrar hasta el 20% de impuesto al costo de cada producto mexicano.
La cuestión aquí es que los productos que salen de México hacia EE.UU., no son del gobierno, sino de empresas privadas. Ante un nuevo impuesto, los empresarios trasladarían el costo al precio de venta de los productos. Esto encarecería los mismos para los consumidores estadounidenses.
Este proceso haría que los productos mexicanos se vendieran mucho menos en EE.UU. --por el alto precio--, y entonces sí, estaría resuelto lo del superávit que tanto le preocupa a Trump. Pero eso no sería bueno para México y su economía, dado el estado en que se encuentra hoy en día, en demasía dependiente del sector exportador.
Ahora que si EE.UU. lo que quiere es "destruir" económicamente a México, la verdad es que lo podría hacer. ¿Cómo? Pues decretando un impuesto que sea exclusivamente para los productos mexicanos. Es decir, supongamos que México vende zapatos y Argentina también. EE.UU. podría decidir que va a ponerle un enorme impuesto sólo a los zapatos mexicanos pero no a los argentinos. ¡Qué injusto! ¿No es así? Pues en EE.UU. eso es posible porque la llamada "Ley Patriota", faculta al presidente para imponer ese tipo de tarifas --en ese caso su nombre correcto serían "sanciones"-- si considera que son por el bien de la seguridad y los intereses de EE.UU.
Aquí ya estaríamos hablando de una guerra comercial.
Nosotros pensamos que el gobierno de Enrique Peña Nieto va a querer evitar a toda costa que el TLC se "renegocie" punto por punto, y que EE.UU. se salga del mismo. El asunto es complicado porque en medio de la negociación, los mexicanos podrían tener que decirle a los gringos, "Pues sálganse", pero al mismo tiempo cruzando los dedos para que eso no se haga realidad. Claro que si finalmente EE.UU. se sale, la relación entraría en una etapa complicada. Por eso se dice que la negociación es un arte.
Por lo que llevamos describiendo hasta aquí, pareciera que EE.UU. está acorralando a México. No es que lo parezca, de hecho lo está acorralando, pero he aquí que Trump "ofrece" una salida, o solución a este nudo, que tiene que ver con su cacareado "muro".
3. EL "MURO": LA "SALIDA" QUE TRUMP LE "OTORGA" A MÉXICO
Como se puede observar, en los dos puntos anteriormente expuestos no hay una sola exigencia específica para México, pues no hay sino reclamos.
Pero en el tema del "muro", Washington exige a México algo muy concreto: Que México le pague a EE.UU. 10 mil millones de dólares anuales para financiar la construcción de la muralla fronteriza. Después de todo, México es rico, y se ha hecho rico a costa de EE.UU., basta recordar el superávit comercial de 60 mil millones de dólares. Ese es el razonamiento de Trump.
La estimación más realista sobre lo que costaría el muro que pretende EE.UU. es de 25 mil millones de dólares. Hay cálculos de 10 mil millones a 20 mil millones, pero la cifra de 25 mil millones toma en cuenta todo, hasta los posibles gastos en litigios o en compra de terrenos privados.
Si México pagara a EE.UU. 10 mil millones de dólares anuales, entonces el costo del muro se cubriría en tres años, un plazo sensato para considerar su tiempo de construcción. Pero EE.UU. podría exigir que México siguiera pagando la misma cantidad, año tras año, para cubrir el mantenimiento y la infraestructura de vigilancia de la frontera.
¿Qué tan justo sería esto? En la práctica, Washington le está pidiendo a México que pague anualmente el 16.6% (10 mil mdd son el 16.6% de 60 mil mdd) de lo que gana por su superávit comercial. Ahora consideren esto: Donald Trump ha reclamado a México por cobrarle a los productos estadounidenses que entran a México el 16% de IVA, mientras que EE.UU. no cobra un equivalente.
Hay que tomar en cuenta que para juntar lo que Trump le pide anualmente a México ni siquiera es necesario imponer 16% al universo de las exportaciones mexicanas, sino solo al excedente a favor de nuestra balanza comercial con EE.UU. Si es cierto que Trump es un "gran negociador" o de menos un negociador serio, ese debería ser el punto de partida del estira y afloja que se da en toda negociación.
O sea que en el fondo de todo, lo que está buscando Trump es una compensación a una situación que él considera injusta, esto es, que EE.UU. cobre a las exportaciones mexicanas un impuesto equivalente al IVA de México. Y con ese dinero, financiar la barda.
Y que en realidad, lo que Washington desea es "lana" --qué raro ¿verdad?--, y la forma en que desea obtenerla implica una complejidad técnica que hace bostezar a la mayoría de la gente, por eso Trump, siendo un mago de la comunicación, ha utilizado la idea de la muralla para hacer soñar a sus seguidores con algo "grandioso", "maravilloso". Con razón,entre otras cosas, ganó la elección de noviembre.
NOTA: Este modus operandi del nuevo gobierno de Washington va a ser una constante en los próximos años. EE.UU. va a intentar extraer dinero de sus aliados, utilizando las armas de negociación gandalla que ya está ensayando con México. Este dinero extra que entrará a EE.UU. será utilizado para realizar obras faraónicas. No nos extrañemos que andando el tiempo se anuncie que se construirán mazacotes grandiosos aquí y allá en EE.UU.
¿QUÉ OCURRIRÁ DE AHORA EN ADELANTE?
Donald Trump prometió en su campaña que construiría su muralla sin ocupar dinero de los contribuyentes estadounidenses, pues México pagaría. Luego, después de la elección, dijo que pediría dinero federal al Congreso, pero que México reembolsaría el costo en un futuro.
La presente negociación con México tiene ese propósito, según Trump.
El gobierno mexicano por supuesto jamás va a aceptar transferir dinero público, de los mexicanos, a EE.UU. --esos 10 mil millones de dólares anuales que se pretende--. La verdad es que los mexicanos iríamos a una guerra --comercial o de la otra-- antes de darle a Donald Trump un cheque por esa cantidad. Y ahí es donde está el peligro.
Pero el asunto del impuesto que acabamos de describir salvaría, en teoría, el tema para todas las partes.
El gobierno mexicano anunció el viernes que acordó con la Casa Blanca que ninguna de las partes tocaría públicamente el tema del "muro", mientras hubiera negociaciones en curso. Peña Nieto sabe que al negociar un posible nuevo impuesto, lo que menos le conviene es que ese tema quede ligado en la mente de los mexicanos con el ominoso "muro". Aún así, el gobierno mexicano sería muy criticado por sus opositores, al ceder a dicho impuesto, aunque no le quede de otra.
Mientras tanto, si se acuerda el nuevo impuesto, Trump podría decir que cumplió su promesa de campaña de "hacer que México pague por el muro". Sus opositores lo criticarían, pues poner un impuesto no es lo mismo a que "México pague por el muro". Porque el gravamen, a final de cuentas sería cubierto en parte por empresarios exportadores mexicanos, pero también en parte por consumidores estadounidenses. Pero esto último ya no sería de interés de los mexicanos, sino problema de los gringos.
Podemos anticipar que es muy probable que en las próximas semanas o meses, la negociación gire en torno a ese impuesto a las importaciones mexicanas, que sería de un máximo de 16%, en sectores exportadores, aunque los mexicanos desearán que sea mucho menor.
Y entonces se abre la siguiente pregunta:
¿QUÉ DEBE HACER MÉXICO?
Esta negociación que estamos describiendo va a transcurrir durante varios meses, por lo menos. Lo que debe hacer el gobierno mexicano, es lo siguiente.
O sea que en el fondo de todo, lo que está buscando Trump es una compensación a una situación que él considera injusta, esto es, que EE.UU. cobre a las exportaciones mexicanas un impuesto equivalente al IVA de México. Y con ese dinero, financiar la barda.
Y que en realidad, lo que Washington desea es "lana" --qué raro ¿verdad?--, y la forma en que desea obtenerla implica una complejidad técnica que hace bostezar a la mayoría de la gente, por eso Trump, siendo un mago de la comunicación, ha utilizado la idea de la muralla para hacer soñar a sus seguidores con algo "grandioso", "maravilloso". Con razón,entre otras cosas, ganó la elección de noviembre.
NOTA: Este modus operandi del nuevo gobierno de Washington va a ser una constante en los próximos años. EE.UU. va a intentar extraer dinero de sus aliados, utilizando las armas de negociación gandalla que ya está ensayando con México. Este dinero extra que entrará a EE.UU. será utilizado para realizar obras faraónicas. No nos extrañemos que andando el tiempo se anuncie que se construirán mazacotes grandiosos aquí y allá en EE.UU.
¿QUÉ OCURRIRÁ DE AHORA EN ADELANTE?
Donald Trump prometió en su campaña que construiría su muralla sin ocupar dinero de los contribuyentes estadounidenses, pues México pagaría. Luego, después de la elección, dijo que pediría dinero federal al Congreso, pero que México reembolsaría el costo en un futuro.
La presente negociación con México tiene ese propósito, según Trump.
El gobierno mexicano por supuesto jamás va a aceptar transferir dinero público, de los mexicanos, a EE.UU. --esos 10 mil millones de dólares anuales que se pretende--. La verdad es que los mexicanos iríamos a una guerra --comercial o de la otra-- antes de darle a Donald Trump un cheque por esa cantidad. Y ahí es donde está el peligro.
Pero el asunto del impuesto que acabamos de describir salvaría, en teoría, el tema para todas las partes.
El gobierno mexicano anunció el viernes que acordó con la Casa Blanca que ninguna de las partes tocaría públicamente el tema del "muro", mientras hubiera negociaciones en curso. Peña Nieto sabe que al negociar un posible nuevo impuesto, lo que menos le conviene es que ese tema quede ligado en la mente de los mexicanos con el ominoso "muro". Aún así, el gobierno mexicano sería muy criticado por sus opositores, al ceder a dicho impuesto, aunque no le quede de otra.
Mientras tanto, si se acuerda el nuevo impuesto, Trump podría decir que cumplió su promesa de campaña de "hacer que México pague por el muro". Sus opositores lo criticarían, pues poner un impuesto no es lo mismo a que "México pague por el muro". Porque el gravamen, a final de cuentas sería cubierto en parte por empresarios exportadores mexicanos, pero también en parte por consumidores estadounidenses. Pero esto último ya no sería de interés de los mexicanos, sino problema de los gringos.
Podemos anticipar que es muy probable que en las próximas semanas o meses, la negociación gire en torno a ese impuesto a las importaciones mexicanas, que sería de un máximo de 16%, en sectores exportadores, aunque los mexicanos desearán que sea mucho menor.
Y entonces se abre la siguiente pregunta:
¿QUÉ DEBE HACER MÉXICO?
Esta negociación que estamos describiendo va a transcurrir durante varios meses, por lo menos. Lo que debe hacer el gobierno mexicano, es lo siguiente.
- Comunicar a los mexicanos, muy claramente, la exigencia de EE.UU.
- Llamar a consultas con los poderes de la República --Congreso, Cortes, gobiernos estatales--.
- Llamar a consultas con el sector empresarial, incluido el sector exportador
- Llamar a una consulta popular.
En lo que se refiere específicamente a la negociación con Washington, uno esperaría que los representantes mexicanos, si aceptan considerar el nuevo impuesto, exijan que éste sea mucho menor al 16% y solo en sectores que determinan nuestro superávit. Esto tomando en cuenta que la economía mexicana no es del tamaño de la estadounidense y por lo tanto no sería justo un impuesto generalizado tan alto. También deben exigir que dicho impuesto no sea aplicado a todos los sectores exportadores Por ejemplo, sería absurdo que se le aplicara a los productos agrícolas.
En estos puntos, un tanto técnicos y de detalle, nuestros representantes deben ser muy duros y no ceder, porque los mexicanos jamás se lo perdonarían.
Dentro de esta misma negociación, el gobierno de México podría poner sobre la mesa, a cambio de aceptar el impuesto, una solución para miles o incluso millones de mexicanos que merecerían legalizar su residencia en EE.UU. Sería un error de México no hiciera ese planteamiento y no lo gritara ante el mundo.
Además de todo lo dicho, y ya que se ha hablado de dignidad, y visto que al nuevo gobierno de EE.UU. le interesa tanto la "lana", el gobierno de México debe darle las gracias y no aceptar más ningún tipo de dinero para ayuda "humanitaria", de "lucha contra el narcotráfico" y otros rubros. También debe pedirle a Washington que retire a todo su personal de seguridad que hoy día opera en México. Esos agentes, y la infraestructura para su operación cuestan dinero, que EE.UU. debe ahorrarse ya mismo, y así salir definitivamente de México.
El mexicano que escribe esto, se sentiría muy orgulloso de que su país hiciera eso.
LA OPORTUNIDAD QUE SE ABRE PARA MÉXICO
El famoso empresario mexicano Carlos Slim conversó con reporteros ayer viernes, y dijo que esta negociación con EE.UU. más que ser un peligro, constituye una oportunidad que se abre para México.
Nosotros pensamos que Slim tiene toda la razón. Esto que está haciendo el nuevo gobierno de EE.UU. es una gran oportunidad para liberarnos lo más posible de su influencia. en muchos aspectos de nuestra vida como República, y para de una vez por todas, entre todos los mexicanos, construir una economía con un mercado interno fuerte, salarios mejores, y sin tanta vulnerabilidad frente a poderes externos.
EN CONCLUSIÓN
El gobierno mexicano debe comunicar en próximos días, muy claramente qué es lo que está buscando EE.UU. Decirle claramente a los mexicanos que EE.UU. busca cobrar a las exportaciones mexicanas un impuesto, porque dice que el TLC ha sido ventajoso para México.
De inmediato, se debe llamar a consultas a todos los mexicanos sobre el tema.
Si México decide que el pago de ese impuesto a las exportaciones es justo, y puede ser cubierto, entonces el gobierno de México debe exponer claramente bajo qué condiciones se aceptaría y qué va a obtener México a cambio.
La cuestión del "muro" u otros propósitos en los que EE.UU. ocupe el dinero de ese impuesto, ya no sería de ningún interés para los mexicanos, sino problema de los gringos.
En vista de que al nuevo gobierno en Washington le interesa tanto contar la "lana" que pierde o gana con México, se debe pedir que EE.UU. retire toda operación que se encuentre realizando en este momento en territorio mexicano o relacionada con México en forma de "ayuda" de seguridad, antinarco y etc.
Los mexicanos debemos tener un debate nacional para dirigir a nuestro país hacía una vida más digna, sin interferencia ni influencia excesiva de extranjeros que perseguirán siempre sus exclusivos intereses.
Ya para finalizar, no se debe descartar que Trump quiera abusar de su poder para intentar humillar a México. Si ese fuera su objetivo y se empecinara en ello, México y ese país entrarían en conflicto directo. No sería la primera nación que estaría en esa situación, ni esto nacería con Trump. Pregúntenle a Cuba, Irak, Afganistán, Libia, Siria, Somalia, Venezuela... En ese caso, sí cabría la frase que el historiador Enrique Krauze ha pronunciado sobre el tema: "A los tiranos, no se les apacigua, se les enfrenta".
FIN