Thursday, January 05, 2017

Pronósticos sobre la presidencia de Trump y México

Por Jorge Eduardo Jiménez

Pronósticos sobre la presidencia de Donald Trump, que iniciará el 20 de enero próximo, y su relación con México.



POBRE MÉXICO...

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su partido el PRI tienen una importante tarea de cara a los próximos dos años: esta tarea es tratar de evitar que México entre en una fase de crisis económica de proporciones catastróficas.

Y es que, si a todos los problemas que tiene actualmente México, se le añadiera en los próximos meses una gran crisis económico-financiera, estaríamos hablando de algo terrible para muchísimos mexicanos.

Una gran crisis empezaría por una salida masiva de capitales, tanto de extranjeros como de los propios inversionistas mexicanos. De alguna forma, con la subida del precio del dolar, esa migración de capitales, ya comenzó. Por eso, sólo hace falta un empujón más para que ocurra una salida masiva, de tal magnitud que cause la quiebra de muchas empresas, de esas que hoy en día pueden decir que están sanas. Ello a su vez causaría que cientos de miles de personas, quizá millones, de repente se vieran en el desempleo; mientras que otros cientos de miles más, de pronto se enterarían que sus vidas naturales no les alcanzarían para pagar sus deudas.

Una situación así, aún peor de la que ya se vive hoy, es posible que se precipite en México en los próximos meses.

Obvio es decir que si el PRI tiene alguna aspiración de conservar el poder, de pensar en la reelección, primero que todo, tiene que evitar que esta crisis de la magnitud que describimos ocurra. 

Hemos llegado al punto que un factor para que esta crisis se precipite o no, será la persona que jurará como presidente de Estados Unidos, el próximo 20 de enero.

Pocas cosas serían mejores para el presidente Peña, para su gobierno y para el PRI, que dentro de algunos meses, apareciera estrechando manos y firmando con Donald Trump acuerdos sobre diversos temas.

Por eso, lo que vamos a ver en los próximos meses, será intentos, quizá hasta desesperados, por establecer una "excelente" relación con el presidente de EE.UU.

Esa será la tarea principal de Luis Videgaray, quizá la única que tendrá el nuevo secretario de Exteriores.

TRUMP, EL NEGOCIADOR

Ni al sistema financiero de Estados Unidos ni del mundo les convendría que México entrara en  una crisis aguda. Los mismos analistas europeos ya le han advertido a Trump que se abstenga de jugar con las reglas del comercio global, porque Europa no soportaría una crisis más. --Más que advertencias, estas parecen más bien súplicas--.

Sí, es posible que Trump no se empeñé en causar directamente una gran crisis en México --que esta pueda ocurrir de todos modos es ya un tema para los economistas--, pero sí parece estar dejando claro que es capaz de causarla y con tal fama llegará a sentarse a cualquier mesa de negociación con México, es decir con el gobierno de Peña Nieto.

En efecto, el Trump de la espada desenvainada, está mandando el siguiente mensaje, lo ha hecho desde que estaba en campaña: "Voy a sentar a negociar a México y lo voy a hacer con todas las ventajas para Estados Unidos". Como si hiciera falta mucho esfuerzo para eso.

Es pues altamente probable que veamos, en los primeros meses de la presidencia de Donald Trump, los pasos hacia una negociación México-EE.UU., con varios temas sobre la mesa, en condiciones absolutamente desiguales.

MÉXICO: UN ASUNTO ENTRE MUCHOS PARA EE.UU.

El próximo gobierno en Washington tendrá muchos problemas que afrontar, tanto en el mundo como en política interna.

Si los grandes temas del mundo o alguno de ellos ocuparan toda la atención, el tema México-EE.UU. podría quedar sin moverse durante muchos meses. Eso podría ser malo para México, ya que se alargaría la incertidumbre sobre los planes de Washington sobre el TLC y sobre el resto de la relación con su vecino del sur.

Así que lo que más le convendría a México es que el gobierno de Trump se ocupara lo más pronto posible de la relación bilateral. Sin duda el gobierno de Peña Nieto no deseará otra cosa.

En cualquier negociación y acercamiento, el encargado por México será Luis Videgaray; mientras que por Washington, será el Secretario de Estado. Al día de hoy, la persona designada por Trump para ese cargo es Rex Tillerson, de 64 años, actual presidente de la multinacional petrolera ExxonMobil. Este nombramiento aún debe ser ratificado por el Senado en Washington, pero no es probable que tenga problemas para asumir dicho cargo.

¿QUÉ PODRÍAN NEGOCIAR TRUMP Y PEÑA NIETO?

La realidad es que Estados Unidos podría llegar a una mesa de negociaciones en condiciones de dictar e imponer, más que de negociar. Sin embargo, tampoco sería conveniente para Washington crearse problemas gratuitamente con México, ni mucho menos hundir a su vecino. Eso dice la teoría.

Claro que para que México pudiera tener ciertas ventajas en una negociación con EE.UU., entonces debería tener algo que Washington quisiera o le interesara tener.

Trump ya dejó claro qué quiere:

  1. Detener la migración ilegal desde y a través de México. 
  2. Establecer una frontera absolutamente segura con costos pagados por México; 
  3. Abrir la renegociación del TLC o retirarse de este acuerdo para retornar inversiones a territorio estadounidense y para proteger a las empresas y al mercado de allá.
¿Qué podría querer México de una negociación con EE.UU.? El gobierno de Peña Nieto no lo ha dejado claro. Quizá ni siquiera lo sepa. Con la poca información de que se dispone al respecto, lo más que podemos hacer es especular. El gobierno priista de México podría querer lo siguiente:
  1. Ayuda para conservar el poder
  2. Colaboración para evitar una crisis económica aguda 
  3. Colaboración para evitar una crisis migratoria
A partir de estas pautas ocurriría la "negociación"

Y en este punto podría entrar a escena o a colación un tema del que se habla muy poco, pero que es real y está ahí. Hablaremos de éste en el siguiente apartado.

EL PLAN ESTRATÉGICO DE EE.UU.

Hay un tema que no es tocado casi nunca por los medios corporativos de México. Esto es, el aspecto estrictamente militar de las acciones de Estados Unidos en el mundo.

Casi ningún analista, casi ningún medio mexicano --con pocas, notables excepciones-- analiza consistentemente y de forma crítica, desde el punto de vista de México, el actuar de Washington en su política exterior, especialmente desde el aspecto militar.

El tema militar va a ser muy importante para la presidencia de Donald Trump. Pero si existe incertidumbre en todos los aspectos de la política para el próximo mandato, en el aspecto militar esta incertidumbre es aún mayor.

Si hacemos caso del discurso trumpista durante la campaña y durante el periodo de presidente electo, podemos esperar que Trump tratará de llevar una muy buena relación con la Rusia de Vladimir Putin; por otra parte, podemos esperar que existan tensiones de todo tipo en la relación de Washington con China. Y aquí la parte comercial va a ser muy importante.

Y ya en el plano estrictamente militar, es altamente probable que el gobierno de Trump busque tensar aún más la relación con la República Islámica de Irán. No sabemos si Trump en lo personal desea realmente escalar la situación hacia un posible conflicto con Irán, pero sí sabemos que grupos dentro de las fuerzas armadas de EE.UU. desean forzar un cambio de régimen en ese país. Un sector influyente de la élite militar de Washington está convencida de que Irán es la fuente principal de lo que ellos llaman el "islam radical"; y están convencidos de que deben forzar un cambio de régimen en ese país.

Por otra parte y en el mismo tema, Trump ha dicho que una de las estrategias para fortalecer la economía de EE.UU. es reactivar la industria armamentista.

Si EE.UU. con Trump al mando, se va a embarcar en otra, una nueva, de sus acciones de desestabilización de naciones, las consecuencias son imprevisibles.... y muy riesgosas.

Más aun, por más que Trump diga que quiere la amistad con Rusia, hay una multitud de temas respecto a los que podría encenderse la chispa del encono y del alejamiento en cualquier momento. Muchos dentro de la élite militar estadounidense no comparten el gusto por Rusia de Trump.

LA IMPORTANCIA MILITAR DE MÉXICO

Esta digresión sobre el tema militar es necesaria, porque aunque muchos no lo crean México no es ajeno a los planes militares geoestratégicos de Estados Unidos.

Los planes del aparato político-militar de Washington son obtener el pleno control militar de la masa del Continente Americano. Esto es de una gran importancia estratégica, porque para el futuro los altos mandos militares no descartan posibles guerras o conflictos militares a gran escala en el mundo, y esperan que EE.UU. tenga para entonces el mayor control posible de todo este continente.

Y muy en especial, obtener el pleno control de Norteamérica --Canadá, EE.UU. y Mëxico--.

Y en específico para México, el objetivo estadounidense es lograr lo más posible el control territorial, y el control de los energéticos.

El control de los energéticos mexicanos le ha sido facilitado a Washington a través de las reformas legislativas sobre Pemex y la exploración petrolera, aprobadas precisamente en esta presidencia de Enrique Peña Nieto.---No es casualidad que el próximo secretario de Estado sea un hombre de la industria del petróleo--.

El control militar de Washington sobre México podría llegar en la forma de una mayor y más estrecha "cooperación militar", un control férreo de la zona fronteriza, un otorgamiento de mayores facultades para que las fuerzas estadounidenses actúen dentro de territorio mexicano. Y en un quizá mediano a largo plazo, la instalación de bases militares de EE.UU. en México, o bien, la utilización por su ejército de la infraestructura mexicana.

Este proceso siempre ha sido muy gradual, y ha estado en marcha durante años --Se dio un gran salto desde Vicente Fox, y más aún con Felipe Calderón--. Y las condiciones ideales para avanzar aún más este proyecto estadounidense parecen estar a la vista: un gobierno mexicano extremadamente débil políticamente, con una ideología "liberal", entreguista, y sin una pizca de nacionalismo.

Por eso a Washington, en teoría, no le conviene castigar demasiado al actual régimen mexicano, ya que esto crearía el alto riesgo de que ocurriera un golpe de Estado, que, aunque poco probable aún, pudiera llevar al poder en México a algún general u "hombre fuerte" nacionalista. Del mismo modo, un presidente mexicano demasiado débil podría crear las condiciones para la llegada democrática al poder de un político también nacionalista. Y sí, un político con esa descripción tiene buenas posibilidades para las elecciones de 2018: Andrés Manuel López Obrador.

Es pues probable, que, si una negociación exitosa ocurre, Washington tenga el cuidado de ayudar a fortalecer hasta cierto punto al presidente Enrique Peña Nieto, pero a la vez, mantenerlo suficientemente debilitado y dócil para sacarle una serie de concesiones hacia el cumplimiento de los objetivos geoestratégicos estadounidenses.

Por eso es probable que una de las negociaciones que ocurran entre las presidencias de Trump y Peña Nieto en los próximos meses o años, sea la creación de una alianza para construir una zona estratégica segura, fuertemente militarizada, a ambos lados de la frontera común.

Esa sería la puerta hacia un cada vez mayor intervencionismo militar de EE.UU. en México.

Este es el análisis que hace este Blog sobre la futura presidencia en EE.UU., basado en hechos históricos que han tenido lugar en el mundo.

Una lástima que casi nadie en México se dé cuenta de lo que en verdad está ocurriendo.


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