Por Jorge Eduardo Jiménez
Este lunes inicia la semana laborable con una nueva presidencia en los Estados Unidos. Apenas pues es el primer lunes y ya hay fecha para que el nuevo mandatario en Washington se reúna con el presidente de México, precisamente en aquella ciudad.
En agosto pasado, el presidente de México
se convirtió en el único mandatario
de un país en invitar a su casa
de gobierno al candidato republicano. Foto: Presidencia de México
El encuentro será el martes 31 de enero. Teníamos la duda de si el mandatario estadounidense de algún modo retrasaría la aceptación de una reunión con el presidente mexicano, para mostrar que los urgidos de negociar serían los mexicanos.
Pero no, la reunión ya está programada, y creemos que es bueno que las cartas se pongan sobre la mesa lo antes posible.
La agenda, de algún modo ya está acordada. Ambas partes han dicho que quieren conversar sobre libre comercio --el TLC, del que Trump ha dicho que exigirá negociar el documento--, migración y seguridad.
EL PRESIDENTE ENAMORADO DE SU IMAGEN
El nuevo presidente estadounidense ha basado su estrategia de comunicación hasta el momento, en dar la imagen de que es una persona impredecible, y en cuidar escrupulosamente dicha imagen.
Recordemos que si en algo es bueno Donald Trump --lo ha sido durante su larga vida de siete décadas--, es en la comunicación y su uso en la negociación, en el mundo de la empresa privada. Pero en el aspecto político, estamos ante una persona sin experiencia.
Por eso, va a ser muy importante observar hasta qué punto, Trump va a gobernar en función de su imagen y del cuidado de ésta. Simple y sencillamente no hay razones para pensar que Trump sepa hacer otra cosa que trabajar en función de su imagen, de su marca comercial, que ahora resulta estar al frente de la presidencia de EE.UU. El resto del oficio político lo va a tener que aprender en la práctica, o si no aprende, tendrá que estrellarse contra la realidad.
La reunión con Enrique Peña Nieto será sin duda una de las primeras situaciones que obligarán al nuevo inquilino de la Casa Blanca a definir cómo es que va gobernar, hacia dónde exactamente, al menos en lo que respecta a su política exterior.
DOS ESCENARIOS
Nosotros pensamos que hay dos escenarios generales que pueden ocurrir en la negociación México-EE.UU. de la próxima semana y tras de ésta. A uno de estos escenarios, llamémoslo "positivo" y al otro "negativo". Veamos.
Una negociación positiva: En este escenario, los términos ocurren en una forma política clásica. El gobierno de EE.UU. pone sobre la mesa sus cartas más fuertes, que son la petición o exigencia de una "renegociación" completa del TLC, y de que México pague la construcción de un "muro". Como la cesión en estos dos temas, perjudicaría seriamente a México --lo del TLC a un sector de la economía--, el gobierno de Enrique Peña Nieto, abre la posibilidad de dar a EE.UU. concesiones en otros temas de su interés. Uno de estos, sería el de la seguridad. A cambió de obtener concesiones en el tema de la seguridad, Washington estaría de acuerdo, respecto al TLC de "renegociar" sólo algunos puntos.
Para los mexicanos, es muy peligroso que el gobierno de Peña Nieto se vea tentado a negociar el tema de "profundizar la cooperación en seguridad", a cambio de que EE.UU. evite forzar la destrucción del acuerdo comercial, e incluso el rompimiento de relaciones por el tema del "muro".
Abrirle aún más la puerta a que EE.UU. tenga mayor injerencia en el territorio mexicano, a través de sus agentes encubiertos, y de sus contratistas militares --como supuestos asesores-- sería súmamente peligroso para México.
La agresividad con que Trump ha puesto sobre la mesa la negociación del TLC, la migración ilegal y el "muro" en la frontera común, es indicativo que a través de esto, EE.UU. buscaría obtener algo importante. Si no es posible destruir el TLC, imponer el pago del "muro", entonces los gringos buscarían sacar de la negociación importantes concesiones en materia de "seguridad" --su seguridad nacional, desde su punto de vista--.
Este es el escenario que parece esperar el gobierno de México. El mismo presidente Peña ha dicho que en una negociación con EE.UU. buscarán negociar "la relación completa", es decir, si Washington desea tratar en exclusiva el tema del TLC, los mexicanos podrían hacer una contrapropuesta sobre un tema muy diferente. Y es ahí donde se jugaría la carta de la "cooperación en seguridad".
Una negociación negativa: En este escenario, el gobierno de EE.UU. llega a la negociación decidido a reventarla --con Trump en la presidencia, esto es posible-- Como los planteamientos de Donald Trump en su campaña tal cuales, serían inaceptables para México, al gobierno mexicano no le queda de otra sino levantarse de la mesa de negociaciones. En este caso, Washington anuncia que se sale del TLC, invocando la cláusula contenida en este documento de que cualquiera de los tres países puede salirse, al cumplir con un aviso de seis meses de anticipación. Andando el tiempo, EE.UU. anuncia que si México así lo quiere, se negociaría un tratado bilateral --lo propia haría con Canadá--.
Este camino, nos llevaría a un territorio desconocido en la historia contemporánea. El nuevo presidente de EE.UU. sí es capaz de forzar este escenario, con tal de que el mundo se estremezca, de la misma forma que se estremeció tras el voto del "Brexit", la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. También está en línea con su idea de estar en contra de zonas comunes político-económicas, internacionales. Después de todo, EE.UU. no tiene tanto que perder en lo inmediato, como lo tendría México --un sector de su economía--, en el caso de una destrucción abrupta de un TLC trilateral.
Sin embargo, en un mediano plazo, la destrucción del TLC podría no ser del todo mala para México. Este tema lo trataremos en un próximo post de este Blog.
Un tercer escenario. Los dos escenarios anteriores, de ocurrir cualquiera de los dos, tendrían consecuencias importantes. Pero existe una tercera posibilidad, y es que el gobierno de EE.UU. decida dejar en la ambigüedad y retrasar una definición en la relación con México. Es decir, Washington podría declarar abiertas las negociaciones con México, en torno a los temas mencionados, pero después, dar largas y evitar que se llegue a alguna definición. Esto con el fin de segur alimentando la incertidumbre, sobre una posible negociación del TLC, pago del "muro" por México y etc. Este escenario por supuesto quizá sería el más perjudicial para México, quien por un lado se quedaría en la incertidumbre, pero por otro carecería de bases concretas para responder a acciones de Washington de forma contundente.
¿QUÉ SERÍA LO MEJOR PARA MÉXICO?
Duele mucho, como mexicano, darse cuenta de que hemos llegado a una situación como la presente. Nuestros dirigentes políticos, durante años, nos han llevado a esta situación en que dependemos en demasía, de Estados Unidos. Somos en los hechos una colonia estadounidense. Sólo faltaría formalizarlo.
Y ahora, este gobierno extranjero piensa aprovecharse de esta situación.
Nosotros creemos que el mejor escenario para México, de los descritos arriba, es el segundo escenario, el que hemos llamado, "Una negociación negativa".
Dicho escenario podría forzar en México una discusión amplia sobre la forma en que se ha estado conduciendo al país en los últimos 30 años.
Desafortunadamnete, la economía mexicana sufriría en lo inmediato, y como siempre, los más perjudicados serían los que menos tienen. Pero nosotros pensamos que podría ser el camino hacia una forma más digna de vivir, como mexicanos. Profundizaremos en esto en un próximo post.
El lector tendrá su propia opinión, y quizá pueda pensar en otros escenarios, además de los aquí esbozados.
FIN
EL PRESIDENTE ENAMORADO DE SU IMAGEN
El nuevo presidente estadounidense ha basado su estrategia de comunicación hasta el momento, en dar la imagen de que es una persona impredecible, y en cuidar escrupulosamente dicha imagen.
Recordemos que si en algo es bueno Donald Trump --lo ha sido durante su larga vida de siete décadas--, es en la comunicación y su uso en la negociación, en el mundo de la empresa privada. Pero en el aspecto político, estamos ante una persona sin experiencia.
Por eso, va a ser muy importante observar hasta qué punto, Trump va a gobernar en función de su imagen y del cuidado de ésta. Simple y sencillamente no hay razones para pensar que Trump sepa hacer otra cosa que trabajar en función de su imagen, de su marca comercial, que ahora resulta estar al frente de la presidencia de EE.UU. El resto del oficio político lo va a tener que aprender en la práctica, o si no aprende, tendrá que estrellarse contra la realidad.
La reunión con Enrique Peña Nieto será sin duda una de las primeras situaciones que obligarán al nuevo inquilino de la Casa Blanca a definir cómo es que va gobernar, hacia dónde exactamente, al menos en lo que respecta a su política exterior.
DOS ESCENARIOS
Nosotros pensamos que hay dos escenarios generales que pueden ocurrir en la negociación México-EE.UU. de la próxima semana y tras de ésta. A uno de estos escenarios, llamémoslo "positivo" y al otro "negativo". Veamos.
Una negociación positiva: En este escenario, los términos ocurren en una forma política clásica. El gobierno de EE.UU. pone sobre la mesa sus cartas más fuertes, que son la petición o exigencia de una "renegociación" completa del TLC, y de que México pague la construcción de un "muro". Como la cesión en estos dos temas, perjudicaría seriamente a México --lo del TLC a un sector de la economía--, el gobierno de Enrique Peña Nieto, abre la posibilidad de dar a EE.UU. concesiones en otros temas de su interés. Uno de estos, sería el de la seguridad. A cambió de obtener concesiones en el tema de la seguridad, Washington estaría de acuerdo, respecto al TLC de "renegociar" sólo algunos puntos.
Para los mexicanos, es muy peligroso que el gobierno de Peña Nieto se vea tentado a negociar el tema de "profundizar la cooperación en seguridad", a cambio de que EE.UU. evite forzar la destrucción del acuerdo comercial, e incluso el rompimiento de relaciones por el tema del "muro".
Abrirle aún más la puerta a que EE.UU. tenga mayor injerencia en el territorio mexicano, a través de sus agentes encubiertos, y de sus contratistas militares --como supuestos asesores-- sería súmamente peligroso para México.
La agresividad con que Trump ha puesto sobre la mesa la negociación del TLC, la migración ilegal y el "muro" en la frontera común, es indicativo que a través de esto, EE.UU. buscaría obtener algo importante. Si no es posible destruir el TLC, imponer el pago del "muro", entonces los gringos buscarían sacar de la negociación importantes concesiones en materia de "seguridad" --su seguridad nacional, desde su punto de vista--.
Este es el escenario que parece esperar el gobierno de México. El mismo presidente Peña ha dicho que en una negociación con EE.UU. buscarán negociar "la relación completa", es decir, si Washington desea tratar en exclusiva el tema del TLC, los mexicanos podrían hacer una contrapropuesta sobre un tema muy diferente. Y es ahí donde se jugaría la carta de la "cooperación en seguridad".
Una negociación negativa: En este escenario, el gobierno de EE.UU. llega a la negociación decidido a reventarla --con Trump en la presidencia, esto es posible-- Como los planteamientos de Donald Trump en su campaña tal cuales, serían inaceptables para México, al gobierno mexicano no le queda de otra sino levantarse de la mesa de negociaciones. En este caso, Washington anuncia que se sale del TLC, invocando la cláusula contenida en este documento de que cualquiera de los tres países puede salirse, al cumplir con un aviso de seis meses de anticipación. Andando el tiempo, EE.UU. anuncia que si México así lo quiere, se negociaría un tratado bilateral --lo propia haría con Canadá--.
Este camino, nos llevaría a un territorio desconocido en la historia contemporánea. El nuevo presidente de EE.UU. sí es capaz de forzar este escenario, con tal de que el mundo se estremezca, de la misma forma que se estremeció tras el voto del "Brexit", la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. También está en línea con su idea de estar en contra de zonas comunes político-económicas, internacionales. Después de todo, EE.UU. no tiene tanto que perder en lo inmediato, como lo tendría México --un sector de su economía--, en el caso de una destrucción abrupta de un TLC trilateral.
Sin embargo, en un mediano plazo, la destrucción del TLC podría no ser del todo mala para México. Este tema lo trataremos en un próximo post de este Blog.
Un tercer escenario. Los dos escenarios anteriores, de ocurrir cualquiera de los dos, tendrían consecuencias importantes. Pero existe una tercera posibilidad, y es que el gobierno de EE.UU. decida dejar en la ambigüedad y retrasar una definición en la relación con México. Es decir, Washington podría declarar abiertas las negociaciones con México, en torno a los temas mencionados, pero después, dar largas y evitar que se llegue a alguna definición. Esto con el fin de segur alimentando la incertidumbre, sobre una posible negociación del TLC, pago del "muro" por México y etc. Este escenario por supuesto quizá sería el más perjudicial para México, quien por un lado se quedaría en la incertidumbre, pero por otro carecería de bases concretas para responder a acciones de Washington de forma contundente.
¿QUÉ SERÍA LO MEJOR PARA MÉXICO?
Duele mucho, como mexicano, darse cuenta de que hemos llegado a una situación como la presente. Nuestros dirigentes políticos, durante años, nos han llevado a esta situación en que dependemos en demasía, de Estados Unidos. Somos en los hechos una colonia estadounidense. Sólo faltaría formalizarlo.
Y ahora, este gobierno extranjero piensa aprovecharse de esta situación.
Nosotros creemos que el mejor escenario para México, de los descritos arriba, es el segundo escenario, el que hemos llamado, "Una negociación negativa".
Dicho escenario podría forzar en México una discusión amplia sobre la forma en que se ha estado conduciendo al país en los últimos 30 años.
Desafortunadamnete, la economía mexicana sufriría en lo inmediato, y como siempre, los más perjudicados serían los que menos tienen. Pero nosotros pensamos que podría ser el camino hacia una forma más digna de vivir, como mexicanos. Profundizaremos en esto en un próximo post.
El lector tendrá su propia opinión, y quizá pueda pensar en otros escenarios, además de los aquí esbozados.
FIN
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