Monday, January 09, 2017

Enrique Peña Nieto: ¡Mira quién resultó el peligro para México!

Por Jorge Eduardo Jiménez

Lo que está ocurriendo en México es de locos. Pero la descomposición del país no ha sido producto de los últimos dos años. Se trata de un proceso gradual cuya etapa más reciente lleva ya por lo menos tres sexenios.

Lo que estamos viviendo es la expresión de una desestabilización planeada, alentada desde el gobierno de Estados Unidos, y que tiene como último objetivo estratégico la ocupación y el control militar de México.

¿Piensa el lector que esto es exagerado o fantasioso? Veamos:

Los mexicanos, la gran mayoría sumamente malinformados, deberían estar conscientes del peligro que representa tener un presidente políticamente débil. No exageramos al decir que un presidente así,  sin el legítimo apoyo del pueblo, es un riesgo para la verdadera seguridad de la Nación.

La verdad es que este presidente débil, éste en particular, tiene bien merecido lo que le ocurre, pero eso no borra el gran riesgo que esta situación representa para México.



EL PELIGRO DE JUGAR "LA ÚLTIMA CARTA"

A finales del año 2006 e inicios de 2007, Felipe Calderón enfrentaba una situación política algo parecida en términos de debilidad política --aunque quizá no tan débil como hoy lo está Peña--.

¿Qué hizo entonces Felipe Calderón?

El presidente panista jugó una carta, quizá la última que le quedaba, una carta muy riesgosa: lanzó una "guerra" contra el narcotráfico y el crimen organizado, es decir, lanzó al ejército en números no vistos hasta ese momento, hacia "operativos de seguridad" por todo el país. También firmó acuerdos con Estados Unidos para recibir ayuda en armamento, asesoría, y entrenamiento. También realizó, en número y formas sin precedente, extradiciones de narcotraficantes a cárceles estadounidenses.

¿Cuál es el resultado de esta guerra después de 10 años? Los crímenes, federales y comunes, se incrementaron sostenidamente como nunca antes de 2007. Las policías y los gobiernos locales continúan en una situación de debilidad por corrupción, y el ejército no tiene fecha para regresar a sus cuarteles.

Felipe Calderón terminó su sexenio con cifras de asesinados y desaparecidos similares a los de un país en guerra convencional.

Hacia 2012, la transición del poder desde el PAN hasta el regreso del PRI, dio un par de años de respiro a México.

Pero hacia finales de 2014, los problemas sociales, políticos y también de inseguridad, empezaron a golpear al presidente Peña Nieto, sólo que con mayor fuerza de lo que ocurrió con Felipe Calderón. Y es que con Peña Nieto, ingresó al gobierno una turba de lo más corrupto de la política mexicana.

Hoy, el gobierno federal priista tiene a México al borde de una crisis económico-financiera, al borde de una crisis social, y hasta de una posible crisis política.

Es mucha la tentación para que Peña Nieto se juegue, todo por el todo con otra "última carta". Y parece que está decidido a hacerlo.

EL FACTOR TRUMP

El presidente Peña Nieto envió esta semana al mejor hombre que tiene disponible --"¡¿Cómo estarán los otros!?", exclamaría el ingenio popular-- a una misión muy específica. Esto es, negociar con la persona que jurará como presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero.

No es que Peña Nieto desee tener que negociar con Donald Trump, pero éste ha obligado a México a no tener otra alternativa sino buscar una negociación amplia sobre diversos temas.

Tal es la debilidad de Peña Nieto, como decíamos, que será muy tentador para él, buscar el apoyo del gobierno de Washington, para conservar el poder de forma pasablemente honrosa, como lo hizo Felipe Calderón. Y como en aquella ocasión, México de nuevo tiene muy pocas cartas sobre la mesa, de hecho una sola última.

Y esta "última carta", significa poner en la mesa, de nuevo, ante EE.UU., el tema de la seguridad.

MÁS "GUERRA"

Es muy probable que en los próximos meses, atestigüemos cómo el gobierno de México firma acuerdos sobre diversos temas con el gobierno de Estados Unidos. Veremos, con toda probabilidad, a Peña Nieto y a Donald Trump estrechando manos, y sonrientes para la foto.

Esto, de inmediato dará un impulso, una bocanada de oxígeno al gobierno federal; muchas personas, incluidos los medios corporativos de comunicación --principalmente ellos-- saludarán los acuerdos y dirán cosas como: "¡Ah miren, y pensábamos que la llegada de Trump al poder en EE.UU. sería catastrófica para México!"; "¡Qué habilidad negociadora del presidente y de su equipo, empezando por su canciller, Luis Videgaray!".

A muchos les parecerá como magia. Pero ¿Qué negociará México con EE.UU.?

De los temas que se firmen, el que se nos venderá como el más importante, será un acuerdo para crear una "zona fronteriza" segura, militarizada, al tiempo que se proveerá al gobierno de México con --más-- asistencia militar en forma de productos y servicios proveídos por los contratistas militares estadounidenses. Es decir, Estados Unidos esta vez no "otorgará" recursos de seguridad y de carácter militar a México, sino que se los venderá, directamente desde los contratistas militares. --Es probable que esa sea la forma en que Trump dirá que México pagará la frontera segura, incluido o no, el famoso "muro"--

Meses después de la firma de estos acuerdos, los secuestros, los asesinatos, las desapariciones, los conflictos internos probablemente arreciarán. No descartemos incluso que empiecen a aparecer en México hechos que se parezcan cada vez más a lo que hoy conocemos como "atentados terroristas".

Sólo que esto ocurrirá en un contexto de un gobierno federal súmamente fortalecido por el apoyo de EE.UU., y un apoyo enérgico del ejército mexicano.

Los hechos violentos se utilizarán como justificación para incrementar las acciones policiaco-militares, incluso por sobre las libertades de la población. Con este fin, desde hoy en día se prepara en el Congreso de México la aprobación de la llamada "Ley de Seguridad Interior", según la cual, el Ejército podrá catear domicilios, detener y tomar declaraciones a ciudadanos.

2018

Ya con el pleno apoyo de Washington y del ejército, el presidente intentará la reelección de su partido en 2018. En último término, si no es posible poner a un priista en la presidencia, Peña Nieto se asegurará de que llegue el candidato del PAN --es probable, si no ocurre algo extraño, que éste sea la ex "primera dama", Margarita Zavala--. Un quid pro quo respecto a 2012.

La jugada, como desde hace más de 10 años, será evitar la llegada a la presidencia del candidato Andrés Manuel López Obrador, si este llega al periodo de campaña.

No debemos perder de vista que el fin último de la desestabilización crónica de México es el control militar del territorio mexicano por parte de EE.UU.. Esto podría tardar décadas, pero el proceso hacia esa meta será --y ha sido-- como lo estamos describiendo, debilitando cada vez más a todos los elementos que pudieran llegar a oponerse a ese control, el principal de ellos, el pueblo soberano de México.

Este proceso hacia un control militar es muy visible hoy en día en Colombia, donde ya existen bases militares de EE.UU.; e igual ha ocurrido en muchos países que han caído en las garras del aparato político militar de Washington.

ALTERNATIVA A LA CATÁSTROFE

El escenario delineado aquí es altamente factible. Las cosas podrían ser aún peores. Ojalá no. Ojalá que el futuro para los mexicanos sea muy diferentes a lo aquí dicho, para bien.

Este post será dejado aquí, en esta dirección electrónica para ser consultado según vayan transcurriendo los acontecimientos.


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